Viernes por la tarde y yo tenía que recortar distintivos. Acorde con 3 amigos ir a la casa de uno de ellos y hay terminar con los supuestos distintivos para el homenaje.
En cuanto llegamos parecíamos un poco apáticos incluso con flojera, el cuarto en donde estábamos era caluroso, cerrado. Y hay estábamos recortando, riéndonos y llenos de cosas sin sentido.
Tan pronto terminamos o tan pronto nos dimos por vencidos mejor dicho. Uno de mis amigos tomo la guitarra y empezamos a cantar cuanta canción nos venía a la mente.
Poco nos duro el gusto pues fuimos víctimas del aburrimiento.
Hasta que nos sentamos y comenzaos a pensar, no sé como paso pero de un trabajo escolar pasamos a ser un grupo de amigos tomando una cerveza y sentados sin nada que hacer aparentemente.
Y ahí todo comenzó, alguno de nosotros pregunto: ¿crees en el destino? Todos respondimos con puntos de vista variados incluso opuestos.
Y así pasamos unas horas con preguntas realmente difíciles a las cuales no teníamos repuesta, pero que tampoco estábamos de acuerdo.
Los temas que tocamos fueron tan complejos como amor, destino, vida, muerte, venganza y lo más complicado: mujeres, lo cierto es que pocas veces coincidíamos.
Y nadie tenía una explicación exacta para algo.
Fue una de las mejores tardes de mi vida me atrevo a decir y llegue no a una conclusión solo a un pensamiento, y es que no importa, cualquiera de esos temas pueden ser reales o ficticios, pueden ser solo un producto de la imaginación, pueden ser un disparate o algo increíblemente coherente, lo puede decir un loco o un cuerdo, no interesa no tiene sentido preguntárselo, lo único cierto es lo que vemos, sentimos y amamos hoy y es lo único que podría asegurar existe.
No importa como preguntes de donde salen estos sentimientos tan complicados, jamás tendrás respuesta, y solo me gusta pensar que somos víctimas de hermosas casualidades que la vida provoca…
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