miércoles, 20 de octubre de 2010

¡CAMINATA!

Debo admitir que al inicio de toda esta experiencia no estaba del todo convencido de realizar la caminata, y en momento en el que comencé a caminar me sentía confundido, poco motivado y no del todo convencido de lo que estaba haciendo.
Los primeros kilómetros fueron tal vez los más duros por el esfuerzo físico y lo poco convencido que me encontraba.
Como fue pasando el tiempo comencé a disfrutar la caminata, el estar con mis amigos más cercanas, el paisaje y todas esas pequeñas cosas a las cueles no les prestaba atención. Y cuando comencé a disfrutar el recorrido comencé a analizar distintos aspectos de mi vida, de lo que soy y de que es lo que estaba haciendo hay.
Puede parecer incluso mentira pero de di cuenta de varios aspectos de mi persona que no había visto y que hasta ese momento me di cuenta de que no eran del todo buenos,
El cargar un maleta enorme en la espalda fue de las cosas que creo más me estaba mermando, pero analizando la situación creo que es así como vivo; la mayoría del tiempo cargando problemas y preocupaciones que aunque no sean mías  las cargo, se sentía un gran alivio cuando hacíamos una parada y bajabas la maleta dos minutos, si caminara sin ella todo sería mucho más fácil así como si viviera sin cargar problemas que no son míos.
Pero pasando a otro tema, cuando estábamos a la mitad del camino la mayoría de nosotros (equipo Santa Ana) no soportaba el dolor de piernas y el hambre comenzaba surtir efectos sobre nosotros.
Pero lo que más me impresiono fue que gente que aparentemente tenía menos condición que nosotros estaba como si nada, ¿qué era lo que los movía? ¿Fe? En ese entonces comencé a dudar de muchos de mis pensamientos que tenia al iniciar todo esto.
Reiniciamos la caminata después de un pequeño descanso a la mitad del camino con hambre y dolor de piernas y la verdad muy pocas ganas me incorporé.
Creo que todo fue normal hasta que comenzó a caer la noche,  el hambre y el cansancio eran ahora insoportables, teníamos poca comida y decidimos no comer hasta llegar al campamento
De alguna forma nos convertimos en una familia, tomamos fuerza de algún lado y nos las arreglamos para cargar todas nuestras cosas hasta el campamento y para que nadie se quedara. Todos permanecimos juntos y a pesar de que ninguno se sentía bien comenzamos a cantar, a apoyarnos, a divertirnos a disfrutar de eso que podía no parecer bonito pero podría tener algún sentido
Al llegar al campamento todos apoyamos en la casa de campaña y comenzamos a comer. En ese momento fue cuando me di cuenta de lo afortunado que soy en tener todas las comodidades en casa y tener amigos, familiares y personas que me quieren. Porque es ahí, en la montaña, en la nada cuando te das cuenta que de nada sirve el dinero que traes en la bolsa y que solo comienza a importa cuanto apoyo tienes de los que te quieren y la fe, el propósito por el cual caminas
Una vez valorado esto llegamos a la capilla totalmente fundidos y la última lección por llamarlo de alguna forma fue la misa que me hizo incluso ver a la iglesia católica de forma distinta.
El ver a tanta gente reunida con una fe impresionante, me hizo darme cuenta de lo importante que es para el ser humano ser creyente, y que es una fuente de energía como tal “literal” además de que el padre que era fuera de lo común impartió una misa efusiva y con una verdadera reflexión.
En suma este viaje estuvo lleno de aprendizaje y lo volvería a hacer, no me arrepiento de nada, fue de las pocas ocasiones en las cuales realmente reflexione en cuanto el sentido humano, católico y sobre la fe.




1 comentario:

  1. WooooooooooooW!!! Sr Presidentee tienes mucha razon con lo de las mochilas, a veces son nuestras culpas o muchas veces las demás! Que bueno que aprendistee tantoo! Escribes bonitoo! :D

    ResponderEliminar